Indecente confesión.

Al despertar lo primero en lo que pienso es tu blanca piel, quisiera estuvieras lejos de mi pensamiento, no recordarte jamás, huir, morir, lo que sea con tal de no estar cerca de ti. Pero tus jadeos me hacen cambiar de opinión.
La electricidad erótica provocada por el roce de nuestras pieles inundaba el momento, besos cargados de deseo. Torbellinos lascivos envolvían sus caricias. Nada detenía el intercambio inmoral. Entre sollozos ella preguntó ¿qué somos? El inundó su boca con los dedos ignorando su pregunta, acariciando el cuello con la lengua. Sus piernas abiertas aletean como mariposas monarcas, gemidos llenos de funk sensual. Un par de horas después se despedían. Somos lo que tengamos que ser, te amo.
Esa pregunta aún pasea por mi cabeza ¿qué somos? Somos un fugaz momento de placer que se va a perder con el tiempo. Somos suspiros que se han de evaporar bajo el sol. No seremos más que conocidos en unos meses, mis besos los olvidarás, mis caricias serán borradas de tu piel y seremos nada. Una lágrima rodó por mis dilatados ojos. Otra línea de olvido y otro sorbo de odio antes de regresar al cautiverio.
Ella era simplemente un desahogo para mis nostalgias, ella simplemente era un pretexto para alejarme del suicidio. Se salió de control y se volvió en la madre de los niños, se volvió rutina, peleas. Cualquier vestigio de amar se ha evaporado, toda nueva experiencia ahora me he vuelto en un cazador de infidelidades. Soy ahora una mala influencia. No importa lo que sienta o quiera por qué soy un mal. Pienso en su pelvis llena de armonía mientras tomo la cena familiar.
¿Dónde se metieron mis demonios hace diez años? Ahora salen para reclamar mi situación actual. En el momento que los necesité se ocultaron.
Comienzo a explicarme este asunto de la vida como padre de familia, pero no resuelvo nada y no puedo reparar su ausencia. En los confines de la soledad recuerdo su sabor, quiero volver adherirme a cada uno de sus poros; atarme a cada vello, calar cada suspiro, cada gota de su sudor tiene el algodón de su bra, pero su piel se encuentra lejos. Mi único consuelo es una vez más la mama de los niños. Caricias rutinarias, besos huecos, eyaculaciones precoces.
El tiempo sigue y el futuro a todos nos llega de alguna forma, pero si desaparecen deja de haber futuro, solamente habría interrogantes. Regreso al yugo familiar, tomó un café y le mando un mensaje a mi escape… a mi burbuja de ilusiones. Mis manos huelen a sus senos. Armó una discusión para dormir tranquilo, seis de la mañana tengo que trabajar, debo estar lejos de esta realidad. Vuelo como humo de cigarrillo, se hace insoportable en el transcurso del día. Los hechos y dichos no se pueden borrar. Tengo que pagar las culpas de mi falo.
Pensaba en ella, en mi escape, veo una vida con ella - en ella, la veo haciendo las cuentas del supermercado. Necesito escapar en ella de nuevo.
La carne se magulla entre los dientes, la piel comienza a ceder poco a poco hasta que deja correr un hilo de sangre que se disuelve en la lengua; las uñas rompen y dejan marcas de su paso por la espalda; no hay necesidad de sexo; solamente la necesidad del dolor, el sabor del dolor, el sabor de la carne propia y ajena saciándose con dolor. El deseo de besos son dulces gemidos que arrancan la piel. La carne se vuelve a magullar y el cuerpo se retuerce; es el último placer, es el límite. Se detiene el dolor un poco para dar paso a la excitación. Las caricias son arañazos de éxtasis, es pasión que no se puede contener, es el orgasmo hecho ira. Simplemente el dolor enciende el sexo más puro que se alimenta de sangre; es un bondadoso beso en cada herida que hace sentir la necesidad de volver a sangrar orgasmos. Es excitante sentir como la carne se abre y la sangre se vuelve un pretexto que te lleva al placer más animal, más allá de lo natural... pero más apasionado y sincero...
Si te abro las piernas voy a querer estar dentro de ti y no voy a querer salir, si entro en ti voy a querer poseer tu vida, voy a entrar en cada fragmento de tus pensamientos. Si te abro las piernas voy a querer que me sueñes cada noche y que me masturbes con los recuerdos… eso es lo que quiero abrir tus delicadas y tiernas piernas. Si abro tus piernas voy a querer ser tu dueño y robarte el corazón.
Hay veces que en la madrugada no puedo dormir, siento que la locura me absorbe, en el momento que comienzo a caer en la esquizofrenia recuerdo su depilada y dócil alma. Vuelven las ganas de acariciar su tersa flor con mi gusto. Voy al baño a desalojar la lujuria, escupo tristezas fálicas.
Mi vida termino cuando comenzaron a nacer los niños, ahí firme un pacto con el pasado. Deje de ser un cazador de sueños. Me condene. Nuestra relación se ha tornado monótona plática predecible, navegar un par de horas en el celular. Ver crecer a los niños y sentir morir la flama interna. Desearía besarte ahora, desearía escapar en tus brazos.
Esmeralda y si te desnudas para que pueda lamer tu cuerpo, secarte el sudor con mi lengua, y si te denudas para que pueda deshacer tus ganas en mis ganas y rociar sobre tu piel caricias, y si te desnudas para que yo pueda apreciar tus trazos eróticos y sublimes, y si te desnudas para que nos juntemos en un acto apasionado… simplemente déjame admirar tu desnudez.
Todos vamos en este tren acompañados de demonios y fantasmas. Algún que otro ángel va de polizón, muy pocos realmente. Los pecados son los boletos que recogen nuestros arrepentimientos muy tarde.
Imaginaba cosas lejos del nicho familiar, extrañaba sus piernas, su baba húmeda y vaginal. Extrañaba los besos de sus labios inferiores y la sonrisa de su boca. No era cómo otras amantes, esta vez me había atrapado. En un principio quise que fuera un desahogo, pero fue entrando en mi, en silencio, cada beso era un paso firme hacia mis sentimientos. Sus piernas abiertas eran mi refugio.
Debía encontrar una sutil solución o iba a sucumbir.
Un gemido rompe el silencio nocturno, un suspiro, entre vinilos y lencería, entre sudor y líquidos corporales la noche se traslada en algo muy seductor hasta que los filos de la ira se dejan caer sobre una suculenta carne femenina, muerte chiquita se llama… los orgasmos son sangre evacuada del cuerpo y sus restos yacen cerca… termina la cita del motel. Esmeralda vuelve a su aparente soltería, yo voy por los niños al colegio, vuelvo a ser moral.
Algunas veces salía a fumar, sacaba el humo mientras me llenaba de miedos, quería sacar mis espermas en su columna vertebral. Veía a los niños jugar en el jardín, revoloteando por el pasto. Eran mis hijos, algo que nunca había deseado tener. Algo que nunca quise imaginar. Reían y yo no tenía claro cuál era el sentimiento que sentía por ellos. A veces ignoraba lo que era amor paternal ya que no me sentía moralmente cómo su padre. El cigarrillo se terminaba, pero los temores se quedaban impregnados.
Llegaba la mamá de los niños, le abrazaba y besaba. Mis besos hacia ella carecían de profundidad. La veía cómo una amiga. Una amiga promiscua que me había tendido una trampa y arruinado el resto de mis días. No era la mujer con que me habría gustado tener hijos. Ella albergaba la furia de mi falo, era mi otra mano.
Los muros de esta prisión me ahogan, mi resto de existencia se siente condenada. Un par de canas comienzan a salir empiezo a ver qué el otoño de mis días comienza a llegar. La mujer de mis escapes no la he visto en muchos días, necesito buscar otro escape para no ahogarme en el yugo que me encierra día a día. Necesito unos senos a los cuales me pueda aferrar. Mi lengua extraña su abdomen. De repente deseaba tan solo verla y huir de aquí. ¿Debía sufrir las conclusiones de una decisión que no tomé convencido? Una forma visceral para decidir. Quise tapar un agujero haciendo otro sin tener con que tapar alguno de los dos. Solamente los hice más profundos, quedando en el fondo. Ella es otro agujero que estoy cavando para salir o quedar sepultado por siempre. Extraño su danza hawaiana, esa danza que hacía explotar el volcán de mis deseos.
La extraño demasiado y recuerdo su piel, la sal de su piel, vuelvo a escuchar su gemir, su cuerpo bañado por el mar de caricias, vuelvo a escuchar las exhalaciones presurosas, es como una especie de estigma en mis sentimientos. Me masturbo y es ella la que impera en la masturbación. Pero sucede que tengo miedo de que decírselo, ella ha sido mi mejor experiencia, la mejor compañía que he tenido, tengo miedo de decirle que huyamos al mar y nos ahoguemos.
Pasaron alrededor de seis meses, vivía en un lugar que no le correspondía, en una situación que no le gustaba. No se sentía plena, debía jugar un rol poco conveniente, sabía que era juzgada. El sacrificio era demasiado por nada de felicidad. En su dimensión podía disfrutar del amor en plenitud sin ser juzgada. Debía hacer algo, pero está a atrapada en una dimensión deseando estar en otra. Su mente ubicada siempre en la añoranza. Esmeralda también lo extrañaba.
Por su parte Rocko estaba feliz llenando el vacío que su familia no podía llenar. Esmeralda lo hacía sentir pleno. A lo mejor debía dejar una vida que lo estaba aburriendo para declinarse por la adrenalina, la aventura y el amor. La infidelidad.
Sentado en alguna orilla gélida, sentado en alguna existencia roída, espero por ti, espero para volver a devorar tu calor y ser el dueño de tu salvaje humedad, de esa indomable pasión que brota de ti eso es lo que quiero domar... espero tu piel para plasmar caricias jadeantes y esparcir besos llenos de calor y saliva... espero tu cuerpo para volver a llenar mis manos de ti... Fe espero por ti....
Ella me dejo una noche, ya un poco tarde, le bese le mejilla queriendo besarle otro lado, ese beso en la mejilla me supo tan insípido, tan simple, yo deseaba besarle la boca, rozar sus labios, palpar el latido de su cuerpo, deslizarme en su lengua, saborear su saliva, alimentarme de su aliento… beber toda la baba de su boca, la mejilla era nada más la ante sala del manjar que había en ella. Regresé a volví a sentir la decadencia volví a encerrarme en mi mundo mundano.
Mis restos yacen en la calle de los corazones rotos, esquina con el abandono, en la colonia monotonía…
Y la vida en cada exhalación se agota y yo no tengo ni una gota de ti.
Dedicado a Esmeralda…
Por: Greennmann…2024