Puebla. México

Un volcán a punto de explotar

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ALDEA POTEMKIN

Israel Torres Hernández

 

“Un volcán a punto de explotar”.  

 

“Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne”. Contundente es el inicio de “El túnel”, primera novela del argentino Ernesto Sábato (1911-2011). La fama del texto, escrito en 1948, radica en adentrarse en la mente del protagonista para mostrar el atolladero de acciones, pensamientos y sentimientos que culminan con un asesinato. A través de una estructura narrativa sólida, mezcla de diálogos interiores, a veces contradictorios e inconclusos, motivados por la esquizofrenia del personaje central, en la que el uso del espacio-tiempo es un elemento persistente en la obra de Sábato, derivado de su formación académica en física (que alcanzó apogeo en “Sobre héroes y tumbas”). Además, la inclusión de reflexiones existencialistas para aguijonear cuando menciona al arte, el egoísmo y la muerte. Bullicio descrito en los puntos siguientes. 

          ¿Quién es Juan Pablo Castel? En una comisaría de Buenos Aires, el protagonista confesó su delito tras entregarse a las autoridades. Está descrito de 38 años, sin familia, tímido con las mujeres, iracundo con los detalles, obsesivo con los sueños, pintor de profesión, no le estimulaban las notas positivas de los críticos, con tendencias suicidas, “incapaz de crear nada, destructivo, tenía una inteligencia mortal, un nihilista”. Una declaración suya es súbita: “Existió una persona que podría entenderme. Pero fue, precisamente, la persona que maté”.  

          ¿Quién es la víctima, María Iribarne? Quizá su único error fue haberse fijado en una parte (la escena de la ventana) de la pintura “Maternidad”, en 1946, hecha por Castel quien se obsesionó desde ahí. Según él “su rostro era hermoso pero tenía algo duro. El pelo era largo y castaño… no aparentaba mucho más de veintiséis años pero existía en ella algo que sugería edad, algo típico de una persona que ha vivido mucho. Pienso que también podría ser el modo de hablar”. Estaba casada con un ciego (Allende). Otro momento fue haberle escrito en una carta “Yo también pienso en usted”. Su sentencia fue haberle dicho tiempo después “Hago mal a todos los que se me acercan”.

          ¿Qué es el túnel? Castel expresó “Mi cabeza es un laberinto oscuro. A veces hay como relámpagos que iluminan algunos corredores. Nunca termino de saber por qué hago ciertas cosas… en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida… sentí que una caverna grande se iba agrandando en mi cuerpo”. Es decir, un desorden de recuerdos sofocantes y la carencia de un amor correspondido terminaron con la muerte de María. La novela culminó con esta línea “Y los muros de este infierno serán, así, cada día más herméticos”.

          Por último, el logro de Sábato es alojarnos en el túnel llamado Juan Pablo Castel. Su trabajo fue más que mostrar el feminicidio de María Iribarne: por qué el victimario tomó el cuchillo que la mató. Fue un vanguardista con su estilo literario hace setentaiséis años. Tuvo tiempo decir a los críticos en voz del protagonista: “Tenía ganas de contar la historia de mi crimen, y se acabó: al que no le gustara, que no la leyera”. Juzgar que una primera novela es sólo el atrevimiento de un principiante, sin valor alguno, es habitar la Aldea Potemkin.

 

Volcán, Aldea Potemkin, Israel Torres Hernández

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